martes, julio 31, 2007

Altos espectáculos recomendados por La Nación




Bueno, como noto que ando medio perdida con esto del teatro, decidí acudir a una opinión experta como ser por ejemplo el diario la nación, altísimo diario arrrrgentino.

Y bueno, estoy un poco confundida, porque si bien Rotary Club era sin duda un número puesto en el ranking, me estraña que la dirija Hernán...el del chegusán, el que se armó otro...en fin, medio raro...lo de Coplas del Cartonero Masón me desconcertó bastante también...digo, ya es conocido el interés costumbrista de la gente copetuda por los pobres negritos juntacartones...pero de ahí a hacerlos integrantes de la Masonería, aunque sea en modo figurativo o simbólico...no estaremos sagerando? Además, eso de la Puerta Roja, me suena muy comunista, y el comunismo, como todos sabemos, se dejó de usar hace rato y ya no es kohól, más que cuando Britney Spears se pone la remera del Che en alguna de sus festicholas...Pero bueno, considerando que la dirige Subiotto, digno sucesor de Subiela y Montoto, ha de ser sin duda una obra maestra...un tanto críptica, pero obra maestra al fin...

Después está también Me fumé un faso en Burkina, de Delmira Agustini...una grande, siempre dije que lo único que le faltaba a esta mujer era fumar un toque más, si bien me llama poderosamente la atención que no la denuncien por apología de la droga...

Hollywood en San Telmo me parece una obra por demás previsible...ya se veía venir hace rato, y el propio Klemm, en su fundación post mortem para las Artes, ya lo anunció así a todos los giles...

Después, lo demás son los regresos esperados de la temporada...Mel Ferrer, Toni Colette, el Colete de Conaprole...y el siempre ecléctico Humberto Primero, que nos sorprende a grandes y chicos contándonos la historia de la ciencia en dos patadas.

En fin...la semana que viene se estrena la última de Claudia Albertario, Patinando sobre hielo quebradizo en Lanús Oeste, que parece muy prometedora...

viernes, julio 27, 2007

Atendiendo al sr. Sloane...andá y que te atiendan, eh!



Yo, personalmente, prefiero que no me atienda el tal Sloane...les cuento mi experiencia y juzguen por sí mismos.

Me habían súper recomendado esta obra. Fui hoy jueves porque era más barato (barato estamos hablando de 25 mangos contra los 40 que sale habitualmente...y no, no es en el Cervantes, sino en la mugrosa y under fundación Konex)

Ya cuando entré y me indicaron la silla de plástico agrietada y sucia que supuestamente era mi butaca, tuve la sospecha de que algo andaba mal...como le dije al señor que desparramaba su humanidad en la sillita de bar del once de al lado, todo bien con el under...siempre que los precios sean under también...under $15, para ser más exactos...

Luego empezó lo que podríamos llamar obra de teatro, siendo muy generosos...

Sin duda lo mejor de la mentada obra fue un gato negro que en determinado momento bajó majestuosamente la escalera, miró fiajmente al público y se adueñó de la escena...alto actor!

En cambio, la Llinás sobreactuaba todo el tiempo, mientras el pendejito que hacía de Sloane creía actuar, cuando en el mejor de los casos se había caído adentro de un papel que le quedaba grande...yo le recomendaría que viera About Adam, una excelente comedia irlandesa que pasó por uno de los Bafici, donde el protagonista SI es un seductor creíble que seduce a toda la familia...hasta al gato! jaja

Digamos que el tema no es nada original, ya ha sido visitado y revisitado...a Urdapilleta (casi pongo Urdaneta...disculpen, este es un chiste interno para la gente de Túrnez...jeje) no lo llegué a ver, consideré que era un exceso de masoquismo hacia mi persona exponerme por más tiempo a semejante ristra de diálogos aburridos, situaciones previsibles, chistes ramplones y ritmo leeeeento...así que me levanté y me fui...lo más ostensiblemente que pude! jaja

Creo que entré en el Guiness como la primera persona que osa levantarse a los quince minutos de comenzada la función, en un teatro under a sala llena y con actores de grueso (aunque yo diría mejor de grotesco) calibre. Claro que la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer...en este caso, todos los pequeño burgueses que sufrían en sus carísimas sillitas de plástico desvencijadas, contentos de ver una obra under recomendada por la nación, festejando a carcajadas chistes que más bien eran para llorar...café fashion, un poroto...jaja...por lo menos ahí había abundante culo y teta para la siempre agradecida platea masculina...acá, ni eso. Y también algunos pendejitos confundidos, con remeras de a+ con la inscripción "yo soy under y me la banco" y un relicario con la imagen de San Tortonese, patrono del under, apretada en su puño cerrado, como corresponde a toda persona rebelde que se precie.

Yo soy una persona por demás tolerante...lo único que no tolero es aburrirme y encima pagar por ese aburrimiento...la única vez, antes de esta, que me había levantado en un espectáculo cultural (cuac), fue ante una peli china infumable, Platform (otro Bafici), donde la situación era más o menos así: dos chinos con pantalones oxford hablaban a razón de tres palabras por hora en un plano con cámara fija que duraba por lo menos treinta minutos...supongo que sería algún diálogo serio, existencial, con contenido, algo así como lo triste que era no poder conseguir más pantalones oxford por culpa del auge del comunismo, pero bueno...un embole monumental...igual que Sloan, no, miento, Sloan es peor. Porque en la de los chinos por lo menos el género estaba claro: embole pseudodramático en tono insulso y difuso, y eran consistentes con eso. En cambio, Sloane, qué sería...? AL principio parecía un folletín costumbrista, una opera bufa bastante berreta e insulsa...pero, ojuela, que tiene sus aspiraciones dramáticas también, eh! no se vayan a pensar...claro que es un melodramatismo cercano en calidad, profundidad y nivel actoral cercano al de las telenovelas que pone el 9 a las tres de la tarde...

En fin...y para ir redondeando, no inviertan su dinero ni su tiempo en semejante pelotudez...es preferible que hagan algo útil, no sé, un curso de fosfomodelismo, lanzamiento de churros rellenos, canto para hipoacúsicos o lo que se les cante DEL ORT, o de la ORt, como prefieran...por cierto, si les pinta ir al teatro, mi recomendación es la misma de siempre: Spregelburd, que siempre es una apuesta SOBRE SEGURO, o el Goethe, donde hay una altísima probabilidad de ver una obra cuando menos interesante...y, a diferencia de estos mafiosos de Konex, te ofrecen una sala como la gente...GRATIS!!!!

tODO LO DEMÁS SON RARAS EXCEPCIONES ...O ESTREPITOSOS FRACASOS...háganme caso, no hagan como yo...ojito...ojete...

Quería mandarles una foto de la "obra" pero la gente ortiva (ortiva ba con b?...jaja) del Konex advirtió por los altoparlantes que estaba terminantemente prohibido sacar fotos o filmar...digo yo, desde cuándo el under se volvió facho?

Así que les mando una foto del verdadero protagonista de la obra...es una de sus últimas sesiones de fotos, creo que sale en la Caras del mes próximo, la nota se va a titular Minino nos muestra su casa y nos habla de su separación de Felina...

lunes, julio 16, 2007

Agualuz



Me sumerjo en el agua caliente, tibia por el frío.

El agua humea.

La penumbra se ilumina apenas con la luz de tres velas turquesa.

He echado en el agua sal marina gruesa, bicarbonato y aceite de durazno.

Me dejo ir en el agua, escuchando los sonidos de los delfines.

Cierro los ojos y me veo siendo una mujer durante el día, un delfín durante la noche, nadando hacia la claridad de la luna llena sobre el agua. Una silueta emerge del mar y se recorta sobre un círculo de luz.

El viento nocturno apaga una de las velas, se esparce un olor suave a cumpleaños. Eli pide un deseo que nadie imagina...

Al sacar mi cuerpo del agua, mi cabeza roza las hojas del helecho que cuelga. Junto al mar, crece una selva.

Ahora cae sobre mi cuerpo una cascada caliente, agua de géiser, mis poros se dilatan y reciben el agua que alisa mi piel y diluye mis pensamientos, quietos y agazapados como flores sobre la hierba.

Me envuelvo en una toalla, turquesa y verde jade al mismo tiempo. Me envuelvo y corro a escribir. La toalla me cubre como un poncho de agua.

Escribo: antiguamente se creía que príncipes y princesas, bajo el efecto de una bendita maldición, asumían la forma de un cisne, un ciervo, un águila...

viernes, julio 06, 2007

Primavera


Pétalos de crisantemo.

De mañana, muy temprano, el día aún sin sol es gris azulado. La tierra humea de frío y de rocío que se evapora sobre las hojas muy verdes.

La boca temblorosa de una mujer.

Las puntas afiladas de las lanzas. Algunas (ignoro su nombre) tienen un extremo en forma de gancho, para, al clavarse, enganchar las vísceras y arrastrarlas hacia fuera cuando el arma se retira.

Ni una palabra se escapa de su boca.

Sólo bebe un té humeante y verdoso en una copa cincelada.

Día tras día. Año tras año.

Todos duermen, y acaso no despierten. Al despertar, apenas un rostro enmascarado, y el aire frío pentrando por un tajo largo y limpio en la garganta. Borbotones de sangre, ahogo, la desesperación de no poder decir una última palabra, todo en apenas una milésima de segundo. Negro.

Ensillar los caballos y huír.

Los que se queden no verán el día.

Borda flores doradas sobre un bastidor. Mil flores, mil grullas: ella borda un deseo.

La boca tiembla, a punto de ser besada después de una espera muy larga. Y también: cuando escucha que alguien que ama va a morir.

Tan sólo...

Corre, ve a palacio y salva a nuestra hija.

Ya mi cuerpo se va alejando de mí. Se desgarra en distintas direcciones, tironeado por un dolor tan atroz, que mi mente se hunde en un sopor hueco, hacia abajo, hacia la tierra negra, mientras alguien, tal vez yo, grita infinitamente a lo lejos, con algo que ni siquiera parece una voz humana.

En el fondo de la taza, mezclado con el poso amargo, un hongo negro.

Aquí, suavemente, pondré mi cabeza. Será sólo un instante. Pronto me reuniré con aquellos que amo.

Todas las mañanas debía colocar una faja alrededor de sus senos, para oprimirlos y elevarlos. Para que los hombres pudieran verlos abrirse como flores; para que pudieran desearlos.

La sangre del patio será lavada con agua en la próxima estación de lluvias.

También debía mojar sus labios en carmín rojo. Perfumarlos para que fueran semejantes a cerezas en primavera.

Luego nevará y todo será olvidado.

Otros deben venir a nacer y morir. Otros deben amar todavía...

A otros les será contada nuestra historia.

Ellos sabrán, un día, que hemos sentido el sol, el roce del vestido de aquella a quien amábamos. Que hemos sabido morir, eligiendo el momento preciso en que el hierro entraría en nuestro cuerpo. Alguien derramará una lágrima, que será bebida rápidamente por el borde de una manga de brocado y seda.

Ahora debo correr, más y más rápido.

Intentarán matarme: apenas una pequeña mujer cabalgando hacia el día que nace. Pero yo tengo una misión, y eso me hace ser como los juncos a la orilla del río. Mi esposo acaba de caer, con varias dagas atravesadas en la espalda. Apenas puedo volver la vista, lo veo caer, levantarse, y aún, entre el polvo, vislumbro las sombras negras que lo enfrentan. Sé que lo miro por última vez, en esta vida. El viento frío me corta la cara, seca las lágrimas que no tengo tiempo de llorar.

Su frente blanca se llena de gotas de sudor diminutas; desde lejos, parecen las perlas de una diadema invisible de plomo que oprime sus venas translúcidas.

Esta guerra se hace contra aquellos que pretenden no tener corazón: aquellos cuyo corazón está oculto bajo una niebla muy espesa, guardado en siete cofres, bajo siete llaves.

Yo he sabido, desde el momento de iniciarla, que no tenía absolutamente ningún sentido.

Sabía que no ganaríamos.

Yo he sentido la rabia, el amor, el miedo, el valor y la agonía de todos los que habitaban las armaduras doradas que yacen contra la muralla de la ciudad prohibida.

Hermosas peinetas de oro enroscadas en su pelo negro. Yo la miraba peinarse todas las mañanas, y luego por las noches, deshacíamos juntos su peinado, dormíamos, después de amarnos, envueltos en su larga cabellera.

Pero aún así...

Era necesario oír cantar al ruiseñor una última vez...hacerlo volar desde tus manos.

También era necesario mirar al cielo y ver cómo el viento se lleva los primeros brotes de flores de cerezo, porque aún no llega la primavera.

Ésta será mi última imagen.

Quiero hablar un instante, decir que amé a todos los que amé, pero no tengo tiempo.

(Beber la copa hasta el fondo, día tras día, hasta perder la razón...)

Decir: lo siento. He fallado. Será otra vez.

(O estrellarla contra el piso, hacerla pedazos, en un último gesto de ojos desafiantes, brillando de agua contenida)

Será otra vida.

Perdóname, amor.

Perdóname, madre.

Perdóname, hermano.

Perdón, hija mía.

Mil veces perdón.

Estaba escrito.

Así había de ser.

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Los pétalos de crisantemo manchados de sangre son barridos rápidamente por una legión de servidores. Las doncellas llegan para esparcir pétalos nuevos, sosteniendo fuentes de plata, sin despegar los ojos del suelo. Otros servidores se acercan agitando inciensarios, llevando lámparas, porque ya es casi la hora del crepúsculo, o la hora del dragón...el día que termina se asemeja, a veces, al día que empieza. Sus trajes se esparcen sobre la inmensa explanada, formando manchas de color: desde lejos, ellos mismos parecen flores agitadas por un viento suave, que aún no es de primavera.
 
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