martes, julio 08, 2008

7 del 7


Zanahorias salvajes y sutiles se asoman al borde de la pradera. Burbujas azules de tiempo que van subiendo y estallando con lúcida tranquilidad. Allá las nubes y los cometas jubilosos se derriten y son puro polvo blanco de recuerdos. La noche nueva tiene color luna verdosa y algo nace aunque nadie lo sabe. Canto con una voz de campanita quebrada, una extraña felicidad.

Campanillas violetas golpean en mi oído, en un gigantesco campo alambrado, en una pradera de delfines donde atardece en otro espaciotiempo, lila y suave.
Mi cama arde violeta por las noches, cuando me llevan a lugares que ignoro, lugares plateados de luz que reverbera, y ya no soy yo, en un inmenso alivio estrellado.
Renuncio, dejo de ser para ser en un resquebrajamiento de flores y recuerdos, y es todo ilusión del otro lado de mi sueño.
Arena muy fina en mi mano, joyas hechas de lucecitas de árbol de navidad tintineando como diamantes, escurriéndose en mis dedos como pedacitos del tiempo, que no existe.
Yo sé, yo sé, yo sé ahora que lo único que sé
es este momento
el presente
ahora
y lo demás
simplemente no existe
no es real
como este repiquetear de teclas
tampoco es real
es sólo una excusa para estar increíblemente lejos y cerca de este mundo
Allá en lo negro las paredes están húmedas y brillantes y yo sonrío mi sonrisa de caballito de mar, de hoja de menta, de gladiolo. Dejo que crean en las carcajadas rojas, en las dentaduras implacables y la rigidez de los días.
...
Y me redimo, y me salvo a mí misma
una y otra vez
ojos inmensos, largas pestañas de sabiduría
mucho más lejos de este pequeño cuerpo que dura un instante

Yo no soy el espejo
soy el hundirse en un agua interminable

No hay comentarios.:

 
Creative Commons License
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Obras Derivadas 2.5 .