domingo, septiembre 16, 2007

Una semana de lluvia


la plaza de noche en cintas de verde luminoso, escamas de agua y tierra húmeda
perlas de lluvia en mi pelo
pura niebla
los días son extrañamente suaves y minúsculos
grises de incertidumbre

Como porotos pasados con sal. La piel de algunos está desprendida, una crisálida aún pegoteada. Quiero leche caliente con miel y canela. Vestidos azules, besos y rulos deshilachados por donde pueda subir mi alma
Arroparme
dejarme envolver por pedazos y tibieza
los pulmones inundados de bocanadas de micropartículas acuosas

Ahora los espéculos de los ginecólogos vienen con camaritas de video, para poder conocerse mejor por dentro. Nuestra membranas gelatinosas y empapadas aguardan, tal vez hace siglos, una mirada, un viaje...

Asomada al borde plateado de las cosas
rainy pearls
sabores mezclados en la boca
un deseo de abuela y meriendas
de bizcochos con merengue

Tomo el colectivo 64, que tiene el número bordado de lucecitas rojas, y se parece un poco a ir al circo, a la feria, o a otros lugares donde nunca fui que, sin embargo, vienen conmigo.

Hacia adentro, hacia afuera. Pliegues y repliegues. Eso de ahí es un pólipo, no debería estar, pero tampoco molesta, no es nada malo. Fíjate como, al moverlo, segrega un líquido blanquecino.

Ahora la imagen sale hacia fuera, vuelve a llenarse de poros que respiran.

Un cuerpo estirado entre dos mundos.

Siempre anhelo el olor a levadura y manteca que sale de las panaderías por la noche. Pero nada de lo que venden tiene ese mismo gusto: ni las medialunas, ni las cremonas, ni los alfajores de maicena.

Acurrucarse entre sábanas con olor a lavado recién tendido. Ahora es posible comprar ese olor y esparcirlo sobre las cosas que no son recientes, para que sigan sucediendo ahora.

Dentro mío se forma algo que podría ser un bebé luminoso. Mi panza luminosa y yo flotamos en un agua azul lúcido, azul plácido. Nadamos lejos, entre delfines.

Anuncian leves descensos de la temperatura y un aumento significativo de la percepción. Una espesa masa de agua, de pan o de sueños, se desplaza formando cirros, cumulonimbus y otros velos

que irán a bañar el pasto de estrellas.

1 comentario:

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Viví cada una de sus palabras,
imaginé cada una de las imágenes envueltas en las frases.
Me encantó su dulzura y els entimiento que transmite.
Sólo gracias.
Un beso desde mi cabaretito

 
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